El día después
Somos, los seres humanos, mucho más resistentes como especie de lo que nos podría parecer. Tenemos una capacidad asombrosa de adaptarnos a los cambios, a las cada vez más frecuentes nuevas e impredecibles circunstancias. Pero también somos frágiles. Ahora, por fin, todos nos hemos quedado en casa. Hemos tomado conciencia de la situación. Ahora sabemos que un pequeño micro organismo, un virus, puede ser más letal que la más cruenta de las guerras. Tenemos miedo. Tenemos, también, esperanza.
Estos días de cuarentena, hemos visto lo mejor y lo peor de nosotros mismos: gestos heroicos del personal sanitario luchando contra todas las circunstancias, también de los barrenderos. Gestos solidarios más allá de nuestras fronteras, creatividad a raudales. Pero también hemos sido conscientes de la insolidaridad, de las compras compulsivas y sin motivo, de la estigmatización del otro, de la desinformación como método.
El día después, será la crisis climática. Por favor, aprendamos ya y actuemos, ahora sí, a tiempo.
Hemos pensado, y hemos discutido sobre si esta situación podría haberse prevenido con anterioridad. Nos hemos preguntado, en voz muy alta, qué hubiera pasado si hubiéramos actuado una semana antes, un día antes, una hora antes. Hemos visto vídeos donde grandes personalidades de nuestra sociedad ya nos lo advertían. Han corrido como la pólvora. ¿Pero, entonces -nos preguntamos ahora- qué pasará el día después?. ¿Olvidaremos bien pronto las lecciones que hemos creído aprender con esta crisis? ¿Continuaremos sin escuchar los mensajes y evidencias científicas que nos advierten, desde hace años que la próxima prueba nos la pondrá el clima, encima de la mesa? ¿Seguiremos presionando el planeta, hasta escurrirlo, para que todo explote de nuevo?.